19 septiembre 2005

Siesta

Lunes. Cinco de la tarde. El sabor del almuerzo aún en las fosas nasales. Los músculos del globo ocular se destensan. El cerebro disminuye su actividad y el ritmo circardiano se ralentiza. Desciende la sangre desde el sistema nervioso al sistema digestivo. Los ojos se resecan tras una mañana de trabajo frente a un ordenador. Quitar rápidamente los platos y cubiertos de la mesa y "dejarse caer" un ratito es más que un hábito, una necesidad. Sientes cómo te pesa el cuerpo y en lo único que piensas es en hecharte una siesta. Pero de las de pijama y todo.
Sus beneficios son muchos: mejora la salud en general, facilita la digestión, refuerza el sistema inmune, aumenta la concentración, etc.

Sin embargo, debes volver al trabajo. Mala suerte. Otro día será.

«No existe pasión más poderosa que la pasión de la pereza», Samuel Beckett.

1 Comments:

At 19 septiembre, 2005 18:03, Blogger sepu said...

el sopor llega...pero también llegan las 16:20 para ir a currar, hay quien no puede disfrutar jamas de la siesta, putos explotadores, soy un prisonero de estos verdugos, pero algún día seré liberado...

 

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