¡Premioooo!

Desde que eres un bebé tus padres te llevan a la guardería, donde simplemente te cuidan mientras no están ellos. Aunque también te enseñan a distinguir formas y a relacionarte con otros de tu misma talla.
A los 2 ó 3 años te llevan a preescolar y ya te van enseñando los distintos colores y letras, y participas en la primera fiesta de disfraces con todos los de tu clase.

Más tarde pasas a EGB (sigo pensando en los cursos escolares de antes, no me acuerdo de cómo es en la ESO) y poco a poco te van enseñando los números y sus operaciones, las letras y sus diferentes combinaciones, la naturaleza, pintura, religión, etc. Aquí te llevas tus primeras collejas debido a los primeros suspensos y, en algunos casos, repeticiones de curso.

A una edad demasiado temprana ya te obligan a elegir una dirección: técnica o de letras. Tras esta elección vas aprendiendo los pormenores de las distintas asignaturas de cada rama. Conoces las primeras chicas sexualmente atractivas y te ilusionas (y desilusionas luego) pensando en la más guapa del instituto. Luego pasas a un curso puente y más tarde a la temida universidad, donde se supone que te enseñan lo que necesitarás saber para desempeñar el trabajo que realizarás en un futuro.
Tras duros años de estudios, tu desconfianza sobre el futuro y el propio sistema educativo aumentan con los años. Cuando finalmente terminas todo este proceso empieza otro igual de duro o más: encontrar un trabajo digno y (bien) pagado.

Toda tu vida aprendiendo, con la consiguiente incertidumbre de qué pasará y dónde terminarás, incluso cuando ya te encuentras bajo el yugo de una nómina mensual (que no deja de ser eso: un yugo), para que llegue uno que evidentemente no eres tu y le toquen 9.089.888,93 euros, algo más de 1.500 millones de las antiguas pesetas.
Con la de cosas que se pueden hacer con sólo 700€ al mes de nomina media, no me puedo ni imaginar lo que haría.